miércoles, 16 de noviembre de 2011

HIJO ADOPTIVO

Me lo encontré un día cualquiera del mes de Noviembre, cerca de los pisos Planas. Aparcó su coche frente una tienda de alimentos, donde suelen comprar los musulmanes de este barrio vendrellenc.
Bajó de su vehículo y llevaba algo en las manos, que más tarde supe que se trataba de una taza de caldo de verduras con pollo, que su madre había preparado la noche anterior, para uno de los pacientes de su hijo. El doctor sabía que si no le llevaba algo caliente y cargado de vitaminas a aquella anciana, nadie se acordaría de ella, y probablemente su estado empeoraría por falta de alimento esencial.
Yo permanecí dentro de mi coche contemplando aquella escena que me emocionó  hasta que mi cara se inundó de lágrimas de reconocimiento a una obra muda y desconocida por la mayoría de los ciudadanos.
Me consta como he podido saber más tarde, que él siempre ha sido así, y es simplemente la perfección de un médico con mayúsculas, de pura vocación y de un corazón inmenso.
No existe la manera de poder determinar ni medir quién es un buen médico o no, y solo la trayectoria y un curriculum limpio nos puede dar una idea,  pero puede servir como ejemplo, que cuando este mismo doctor te deriva hacia un especialista del hospital, y ven su nombre, a todos se les escapa una sonrisa y añaden…..buen doctor.

Como si de un ritual se tratase, cada mañana lo podemos ver sentado en la cafetería que hay enfrente del CAP 1 del Vendrell. Con las gafas en la punta de la nariz, signo de una vista ya muy cansada por el paso de los años, y por la cantidad de horas que ha dedicado a sus pasiones como son la lectura y la investigación.

Llegada la hora de comienzo de una nueva jornada, cruza la calle y todo el mundo sin excepción le saluda. He de reconocer que esta escena tan simple, me hace poner el bello de punta, porque de alguna forma es el homenaje diario que los ciudadanos y sus pacientes le rendimos diariamente a este gran doctor.
Hace que lo conozco más de 20 años y nunca he escuchado una sola crítica negativa hacia este hombre, que en los tiempos que corren, es casi un milagro. En innumerables ocasiones los retrasos de sus visitas, son inevitables, pero aún así, sus pacientes, jamás se alteran y comprenden que tarde o temprano, serán visitados de forma rigurosa y muy profesional, como hace con todo el mundo sin ningún tipo de excepciones.

Él es mi doctor de familia y el de muchos vendrellencs, que cuando lean estas líneas y a estas alturas del artículo ya sabrán de quién estoy hablando.
De una persona que ha dedicado su vida al cuidado de tantos ciudadanos como alguna vez habíamos soñado y leído en nuestros antiguos cuentos infantiles sobre la figura que representaba un doctor en la sociedad.  Nuestro doctor  ha clavado a la perfección aquel sueño, ya que nunca se ha desviado de la senda correcta de la profesionalidad y humanidad, y no como otros que han desvirtuado la profesión, mezclándose en asuntos tanto políticos como de dudosa reputación.
Son tantos los ejemplos que necesitaría casi el mismo tiempo que él ha dedicado en ser buena persona y ganarse por méritos propios estar en el olimpo de la bondad.

Hace unas semanas, tuvimos ocasión de leer varios artículos de como se generan opiniones dispares sobre el nombramiento de un hijo adoptivo. En este caso se trataba del Mossen Josep María Barenys, por parte de nuestro ayuntamiento y en representación de la ciudadanía del Vendrell.

Permítanme que pase de puntillas ante tal polémica y como representación de todos aquellos que en el tiempo hemos coincidido con esta gran persona como es el doctor Fermí Alari Pons, nombrarlo a título honorífico como nuestro particular hijo adoptivo, de todos los sectores de la sociedad sin excepciones de ningún tipo, ya sea por raza, religión sexo o estatus social.

Estoy convencido que este artículo molestará a más de uno y sobre todo a él mismo, tan amante de pasar desapercibido en la vida, pero en nombre de sus pacientes y de los ciudadanos que tanto le apreciamos, queríamos darle las gracias de alguna forma, sin placas de plata y sin nombramientos institucionales, con foto incluida.
Y es sencillamente, no por lo que ha hecho, ni por lo que le queda por hacer que es mucho, si no por ser como es.

Al Doctor Fermí Alari Pons

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